domingo, 25 de mayo de 2014

Justo cuando mis manos comenzaban a rozar el fuego,
   entre el tumulto de los deseos,
allí estaba Él.
 Mi naturaleza estuvo llena de controversias

          he descubierto un río inacabable de razones para amar
       Y de pronto me amé
justo cuando mis manos comenzaban a rozar el fuego...
   
Allí estaba.
Junto al la noche del silencio, en medio de mi más religiosa comunión
sus ojos como negros cristales destrozando cada parte de mis corazas
de mis historias,
construyendo en mí un caudal de razones para amarlo
Justo cuando comencé a amarme,
 y a verme desnuda frente al mundo
fue cuando amé con mi cuerpo, con mis ríos
con su fuerza
sus Ojos negros como cristales
amando con su fuerza y mi cuerpo




J

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